Relato. Caminaba

Relato. Caminaba.

Caminaba tranquilo por una avenida, repasando mentalmente lo que iba a hacer.  Hacía una mañana gélida, bulliciosa y muy brillante por la claridad del día. La gente parecía tener prisa por llegar a sus trabajos, todos tenían los mismos gestos de frío y  paso rápido. Mientras una persona parecía no tener ninguna prisa, a él no le esperaban en ningún trabajo.

Mi pensamiento minucioso se vio  de pronto alterado, casi alarmado. Delante de mí escucho entre balbuceos a un hombre que va clamando al cielo, con paso titubeante. Sólo nos separa medio metro de distancia. Al exclamar el señor, exhala vaho con olor a vino tinto de cartón. Suponía el estado en el que se encontraba ya que no acertaba a adivinar los improperios que salían por su boca. Sus ropas daban a entender que estaba demasiado ocupado en la supervivencia, como para acordarse del aseo personal. Su barba cerrada de algunas semanas y muy descuidada delataba su estado de abandono. En la cabeza, una gorra tapaba su cabello, en el que se advierten algunas canas entre una mayoría de pelo castaño aceitoso.

Aún poniendo toda mi atención y oído, no acertaba a descifrar más de tres  palabras juntas, de las que mirando al cielo imploraba. Si acaso, me atrevía a pensar que el señor estaba muy enfadado; en su enfado arremetía contra el mundo entero. Lo comprendí. La vida le había dado la espalda y la sociedad no le brinda otra oportunidad. Ha sido condenado al mundo de la marginalidad.

De pronto, logré entender unas palabras que decían: ¡ dios está arriba y se ve poco a poco!….¡los castellanos!…¡esto tiene que reventar por algún lao!. En el pequeño macuto que llevaba a la espalda, aún guardaba alguna esperanza.

Lo peor, no será su soledad, su frío, su hambre, la falta de cariño o la enfermedad, si no, su compañero que irá siempre de su mano, y le irá quitando la vida. El vino tinto de cartón será su acompañante las 24 horas al día, él lo usa de quita penas pero por cada trago que da de ese vino, es un trago menos de vida que le queda.

Yo me pregunto, ¿seré responsable de lo que le pasa a este hombre?. La sociedad somos todos, ¿somos responsables todos?, ¿ en que fallamos para que ocurra esto?.

El sigue pidiendo explicaciones mirando al cielo, sin obtener una respuesta.

 

 

  Tomás Meligrana  24/02/05

1 comentario

  1. Estoy segura de que si, quizás no podamos imputarnos de forma individual la culpabilidad pero desde luego si existe una responsabilidad colectiva. Gracias por recordarnos que de vez en cuando debemos mirar a nuestro alrededor y remover conciencias. Acertado como siempre.

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